La evangelización del Cosmos (I)


Nadie podía imaginar en los precarios años de la posguerra, que el INTA (Instituto Nacional de  Técnica  Aeronáutica),  creado  por  Decreto  de  7  de  Mayo  de  1942, acabaría por extender sus  atribuciones  al  dominio  espacial tras crearse, un  feliz 8  de  Julio  de 1963,  la CONIE (Comisión Nacional de Investigación del Espacio).

Pero la vocación  aeronáutica  española,  más  tarde  aeroespacial,  no podría explicarse sin el reconocimiento a la meritoria figura del insigne Don Bartolomé Codoñer Tofiño, más conocido como el Padre Codoñer, quien desde muy joven, aún en  los  tiempos  de  la  Aerostación  consiguió  notables  desarrollos  de  proyección  internacional,  como los dirigibles semirígidos Astra-Torres, diseñados en colaboración con Leonardo Torres Quevedo y Abundio Javierre.

El traje espacial de Emilio Herrera
Un todavía poco explicado desengaño amoroso de juventud, provocaría el ingreso en el seminario mayor de Tollos del joven Bartolomé Codoñer, que pudo compatibilizar sus estudios de Teología con sus aportaciones a la ingeniería de motores, siendo relevante en ésta época la colaboración de Codoñer con la Hispano-Suiza y con el famoso  proyecto  de Emilio  Herrera,  de  ascensión  estratosférica   en  globo  de  cabina  abierta  con   traje "espacial", prevista para 1936, pero cuya realización, que había  despertado  grandes expectativas en los medios aeronáuticos de muchos países, se vio desgraciadamente  frustrada, cuando todo estaba a punto, por el comienzo de la Guerra Civil.

Durante el paréntesis bélico, el Padre Codoñer profundizó en los conocimientos disponibles sobre motopropulsión y combustión estimulada por propergoles, sin descuidar su formación espiritual en angelología, convencido de la estrecha vinculación que los querubines guardan con la aeronáutica, al ser los guardianes de la luz y las estrellas. Y fruto de este esfuerzo vocacional, fue su decisiva participación en el proceso de consecución de los Acuerdos Hispano-Norteamericanos de 1953, que acabarían por concretar su decidida voluntad de unir indisolublemente sus concocimientos sobre ciencia y tecnología aeronáutica con la irrenunciable vocación evangelizadora que en el Seminario Mayor de Tollos le fue inculcada por Don Salfumante Gabarrón.

Noticias sobre el Proyecto Mercury
Ya en 1961, el Padre Codoñer, en su condición de experto angelólogo y aeronáutico, supervisó los aspectos espirituales del Proyecto Mercury, que supuso la construcción de una estación de seguimiento espacial de la NASA en Maspalomas (Gran Canaria), desde donde llevó el seguimiento de una cápsula sin tripulante que dio una vuelta a la Tierra.

Aquella labor del Padre Codoñer captó el interés del economista y a la sazón Ministro de Comercio Alberto Ullastres Calvo, que como católico de creencias profundas, y miembro del Opus Dei, propuso al Secretariado del Episcopado Español, con el beneplácito del cardenal Enrique Plá y Deniel, arzobispo de Toledo y primado de España, evangelizar el Cosmos.

El Ministro Ullastres Calvo
La fuerte vinculación de los tecnócratas del Opus Dei en el gobierno de la época, facilitó el acopio de recursos, que formalmente se destinaban a la delegación expañola en la Organización Europea para la Investigación Espacial (ESRO), pero que de la férrea mano del Padre Codoñer acababan por contribuir al proyecto de evangelización del Cosmos.

No es casual que la creación, en el verano de 1963, de la Comisión Nacional de Investigación del Espacio (CONIE), se produjese con el fallecimiento, un mes antes, del Papa Juan XXIII, quien no pudo concluir el Concilio Vaticano II que había convocado. Y es que, con el acceso al papado de Pablo VI, el proyecto de evangelización del Cosmos pasó a ser competencia de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Sacra Congregatio de Propaganda Fide), bajo la dirección del Prefecto Gregorio Pedro XV Agagianián.

Continuará...

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