Carta del padre Corrons, s.j.

Gracias a la ayuda de un ilustre colega natural de Pego (Alicante), he podido leer traducido ese libelo sacrílego, que merita la inmediata excomunión de sus autores o la hoguera directa si don Tomás de Torquemada honrase a la cristiandad con su presencia.

El Misalito Regina, odiosos zascandiles, es un instrumento pedagógico inestimable que el misionero padre Luis Ribera, claretiano, legó a la Iglesia de Roma para la recia formación de los infantes entrados en uso de razón. Ese norte de la catequésis compendia toda una panoplia de recursos didácticos que, como clareó el padre Manjón, respetan el principio de “enseñar deleitando” pues desde lo más sagrado hasta lo más lindante con el mundo, como lo es la música, las canciones o los cuentos morales, está presente en este librito que hace innecesaria toda esa farfolla bibliográfica que los estudiantes del presente siglo cargan en sus mochilas.

Como ustedes, abyectos apóstatas, han puesto coto al número de palabras que se pueden usar en su repugnante página, termino mi intervención con el apercibimiento de que voy a estar vigilante frente a ese foco de irreverente herejía.

Que Nuestro Señor, todo misericordia, me asista.

Comentaris

  1. Muy acertada recomendación. Desde que Vigotsky definiera lo que se conoce con aprendija significativo y la Comisión Europea apostara por el aprendizaje a lo largo de la vida, sin duda el Misalito Regina debería figurar como uno de los textos recomendados en las facultades de Pedagogía del mundo civilizado.

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